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A la salida de los Santos de Hielo, los jardineros redoblan su actividad. Pero, tras ellos, los gasterópodos resurgen y atacan sin piedad a los jóvenes brotes de lechuga, calabacines o fresales. Invisibles a plena luz del día, dejan sin embargo huellas de su paso, a menudo irreversibles. Frente a esta presión silenciosa, las soluciones se multiplican, con una clara preferencia por métodos respetuosos con los ecosistemas. En una época en la que la química sintética retrocede en los huertos aficionados, muchos cultivadores exploran otros medios para mantener a raya a estos voraces. Te revelamos los trucos para alejar babosas y caracoles del huerto.
Métodos variados para contener a los gasterópodos
Sin emplear productos nocivos, existe toda una gama de estrategias para limitar las incursiones de babosas y caracoles.
En los foros de jardineros abundan los testimonios: uno sale de paseo nocturno con una linterna para capturar a los intrusos, otro instala un cordón de hilo de cobre alrededor de sus lechugas.
Algunos prueban la infusión de ajo, rociada alrededor de las plantas: su olor los incomoda, al punto de hacerles desviar su camino. Otros prefieren ser astutos ofreciéndoles un montón de hierbas cortadas o residuos vegetales en el borde del huerto, creando así una zona de diversión.
Sepa que existen flores para proteger el huerto de los parásitos como las caléndulas, las borrajas o las capuchinas.
El enfoque mecánico: la opinión de un profesional
Para aquellos que buscan erigir una barrera física, los acolchados abrasivos ofrecen una solución eficaz. Los horticultores recomiendan materiales de textura rugosa, que perturban el avance de los gasterópodos.
Según ellos, cáscaras de alforfón, cáscaras de huevo trituradas, cortezas de pino o incluso cáscaras de cacao pueden cumplir este rol.
Estos materiales tienen un efecto desecante en su moco, indispensable para su desplazamiento. El contacto con estas superficies se vuelve disuasorio:
Tipo de acolchado | Origen | Efecto principal | Frecuencia de renovación |
---|---|---|---|
Cáscaras de alforfón | Subproducto del descascarillado | Muy irritante para el pie de las babosas | Cada 10 a 15 días |
Cortezas de pino | Residuo de aserradero | Obstáculo seco y rugoso | Mensual |
Cáscaras de huevo | Desecho de cocina | Barrera cortante y desecante | Después de cada lluvia |
Cáscaras de cacao | Residuo de tostado | Olor fuerte y rugosidad combinadas | Bi-semanal |
Confiar en los auxiliares naturales
La fauna local también puede echar una mano: el erizo, insectívoro nocturno, es fanático de las babosas. Dejando un paso libre en una cerca o un rincón del jardín en barbecho, se le anima a instalarse. Otros aliados menos visibles como los carábidos, estafilínidos, participan en este equilibrio.
Dos precauciones son necesarias:
- Evitar los granulados anti-babosas químicos, a menudo tóxicos para estas especies útiles
- Preservar los microhábitats que favorecen su presencia (montones de madera, setos vivos, zonas húmedas)
Una presencia ambivalente en el ecosistema
Durante mucho tiempo percibidos como dañinos, babosas y caracoles también prestan discretos servicios. Según la Liga para la Protección de las Aves (LPO), su moco hidrata y estructura el suelo, mientras que su actividad descompone los residuos orgánicos, acelerando la formación de humus.
También frenan la aparición de ciertas enfermedades fúngicas, al consumir tejidos vegetales debilitados.
En definitiva, su presencia puede ser tolerada, siempre que se controle su población. El desafío consiste entonces no en eliminarlos, sino en preservar el equilibrio del huerto al mismo tiempo que se limitan las pérdidas.
Après une carrière dans le commerce, j’ai changé de métier il y a plusieurs années pour devenir rédactrice spécialisée dans la maison. Vous découvrirez sur ce site mes articles liés à l’énergie (pompe à chaleur, poêle, solaire, …), décoration et bricolage.